Hoy se sabe que en el sentimiento amoroso intervienen una serie de factores químicos que promueven una conducta explosiva llamada enamoramiento. Para poder conocer la química del amor, presentaremos un conjunto de eventos, denominado “La fórmula química de cupido”, la cual tiene 4 etapas: tres de las cuales son comunes al amor y la amistad, y la última es exclusiva para el enamoramiento o amor erótico.
Cuando evolutivamente aparecieron los organismos sexuados, también se originó un problema: cómo los machos se iban a encontrar con las hembras para relacionarse sexualmente y perpetuar las especies.
En los animales, los mecanismos de apareamiento y reproducción han alcanzando una gran sutileza, ya que mediante una serie de señalizaciones químicas y sus respectivas estructuras receptoras logran acciones sumamente coordinadas y ordenadas en la propagación de las especies.
Para los humanos el mecanismo de perpetuación de la especie recibe otro nombre: "Amor", un fenómeno que inicia con un estado especial llamado enamoramiento.
Para poder estudiar la química del amor, llamaremos a este conjunto de eventos “la fórmula química de cupido”, el cual tiene cuatro etapas, tres de las cuales son comunes al amor y la amistad, y la última es exclusiva para el enamoramiento o amor erótico.
Etapa 1: Primera impresión
Nuestros sentidos son la puerta de entrada para todo lo que ocurre fuera de nosotros, en el amor no hay excepción: una vez dentro, comienza la batalla química y hormonal. Se dice que “el amor entra por los ojos” y que “el amor es ciego”. Esta afirmación se debe al descubrimiento de sustancias, que atraen o repelen a ciertos animales, llamadas feromonas, moléculas que son lo suficientemente volátiles y resistentes como para viajar por el aire distancias cortas en humanos o largas como en los animales.
Etapa 2: Atracción (Primera fase neuroquímica)
La feniletilamina se esparce por todo el cerebro y orquesta el caos llamado amor.
Etapa 3: Afecto o enamoramiento (Segunda fase neuroquímica)
Una vez que el primer encuentro acaba, el cerebro debe controlar el caos en el que se vio envuelto y nivelar las sustancias que fueron secretadas; para ello se activan las endorfinas y encefalinas. Ambas se esparcen para tranquilizar los órganos alterados; producen tranquilidad, calma, gozo y alegría, la risa en el rostro es inconfundible. Sin embargo cuando bajan los niveles de glucosa hay una nueva señal: serotonina, traducida como la necesidad de algo dulce. Después de todos estos procesos químicos, se produce oxitocina, conocida como “sustancia del abrazo”, que genera la urgencia de la sensación táctil, del contacto directo con la persona amada.
Etapa 4: Pasión (Fase neuroendocrina)
Etapa 3: Afecto o enamoramiento (Segunda fase neuroquímica)
Una vez que el primer encuentro acaba, el cerebro debe controlar el caos en el que se vio envuelto y nivelar las sustancias que fueron secretadas; para ello se activan las endorfinas y encefalinas. Ambas se esparcen para tranquilizar los órganos alterados; producen tranquilidad, calma, gozo y alegría, la risa en el rostro es inconfundible. Sin embargo cuando bajan los niveles de glucosa hay una nueva señal: serotonina, traducida como la necesidad de algo dulce. Después de todos estos procesos químicos, se produce oxitocina, conocida como “sustancia del abrazo”, que genera la urgencia de la sensación táctil, del contacto directo con la persona amada.
Etapa 4: Pasión (Fase neuroendocrina)
El proceso amoroso es como una bola de nieve que rueda por una pendiente: cada vez más grande y menos contenible; eventualmente, el ciclo se cerrará, para culminar con las relaciones sexuales; para ello los impulsos eróticos serán cada vez más intensos y con intervalos más cortos.
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